Terminación de contrato por incapacidad superior a 180 días y la Estabilidad Laboral Reforzada o “Estado de Debilidad Manifiesta”.
El artículo 4 del Decreto 1373 de 1966 establece la posibilidad de dar por terminada una relación laboral con justa causa de forma unilateral en los siguientes términos:
“De acuerdo con el numeral 15 del artículo 7 del Decreto 2351 de 1965, es justa causa para dar por terminado unilateralmente el contrato de trabajo por parte del empleador, la enfermedad contagiosa o crónica del trabajador, que no tenga carácter profesional, así como cualquier otra enfermedad o lesión que lo incapacite para el trabajo, cuya curación no haya sido posible durante ciento ochenta (180)días.”
En dicho artículo también se menciona que los empleadores que quieren hacer uso de ésta norma, primero deben cumplir con el deber de reubicar al trabajador. Si es preciso hacer cambios, estos se harán con el fin de que el trarbajador pueda realizar sus obligaciones laborales, teniendo en cuenta sus limitaciones de salud.
Para poder dar cumplimiento a esta norma el empleador debe esperar el vencimiento del término establecido, que en este caso obedece a 180 días. Esto no exime al patrono de las prestaciones e indemnizaciones legales y convencionales derivadas de la enfermedad.
A pesar de lo anterior, existen normas en nuestro ordenamiento jurídico que en desarrollo del principio de solidaridad, brindan protección especial a los trabajadores que cuentan con algún tipo de limitación. Dichas normas se encuentran contempladas en la Ley 361 de 1997, especialmente en artículo 26 el cual señala:
“En ningún caso la limitación de una persona, podrá ser motivo para obstaculizar una vinculación laboral, a menos que dicha limitación sea claramente demostrada como incompatible e insuperable en el cargo que se va a desempeñar. Así mismo, ninguna persona podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su limitación, salvo que medie autorización de la oficina del trabajo”.
“No obstante, quienes fueren despedidos o su contrato terminado por razón de su limitación, sin el cumplimiento del requisito previsto en el inciso anterior, tendrá derecho a una indemnización equivalente a ciento ochenta (180) días de salario, sin perjuicio de las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo con el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que lo modifiquen, adicionen, complementen o aclaren”.
De acuerdo a lo mencionado anteriormente para poder hacer uso de esta la causal, la Ley 361 de 1997 impone como requisito la intervención del Ministerio del trabajo, quien analiza las circunstancias particulares de cada caso y toma finalmente la decisión de autorizar o no la terminación del contrato de trabajo.
Adicionalmente, el Estado Colombiano aprobó el convenio 159 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluida en el ordenamiento jurídico a través de la Ley 82 de 1988, en la cual fue desarrollado por el Decreto 2177 de 1989 el cual establece en el artículo 16: “Todos los patronos públicos o privados están obligados a reincorporar a los trabajadores inválidos, en los cargos que desempeñaban antes de producirse la invalidez si recupera su capacidad de trabajo, en términos del Código Sustantivo del Trabajo. La existencia de una incapacidad permanente parcial no será obstáculo para la reincorporación, si los dictámenes médicos determinan que el trabajador puede continuar desempeñándolo.”
Por otra parte, la Corte Constitucional ha reiterado en varias oportunidades la existencia del deber de protección especial de aquellos grupos de personas que por sus condiciones particulares, se encuentran en un estado de debilidad manifiesta. Lo anterior según Sentencia T-434 de 2008, en la cual la Corte señaló que respecto de la terminación de contratos de trabajo de personas que se encuentran en estado de “Debilidad Manifiesta” se debe solicitar previamente autorización del Ministerio del Trabajo, con fundamento en el principio de igualdad.
Es decir, que toda persona que se encuentra en periodos de incapacidad o que estando laborando bajo las condiciones recomendadas por la Entidad Promotora de Salud (EPS) o la Administradora de Riesgos Laborales (ARL) o quien sufre de una discapacidad permanente, es considerada como un empleado en condición de debilidad manifiesta a quienes el empleador está llamado a proteger su estabilidad laboral, su afiliación y cotización al Sistema General de la Seguridad Social y evitar despedirlos sin justa causa.
La excepción a lo anterior sería que el empleador demuestre al Ministerio del Trabajo que da lugar a una terminación de la relación laboral con un trabajador en las condiciones previamente indicadas en virtud a una justa causa de terminación prevista en el Código Sustantivo del Trabajo y que dicha terminación no tiene relación con las condiciones de salud que ostenta éste trabajador.
Posteriormente, en Sentencia T-521 de 2008, se reiteró la posición de la Corte al indicar que para proceder al despido de un trabajador discapacitado, una vez transcurridos los 180 días de incapacidad, se debe obtener autorización del Ministerio del Trabajo, institución que analizará los siguientes aspectos:
• Que la enfermedad no sea profesional o que la incapacidad no sea consecuencia de accidente de trabajo.
• Que la incapacidad o lesión incapacite al trabajador para realizar su trabajo.
• Que la incapacidad dure por lo menos 180 días.
Por último, la Corte Constitucional, en sentencia C-531 de 2000, al analizar la constitucionalidad del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, señaló que la norma es exequible condicionada, bajo el entendido que:
“(…) el pago de la indemnización al trabajador que está en circunstancias de discapacidad no convierte en eficaz el despido, si este no se ha hecho con previa autorización de la autoridad del trabajo competente. De tal manera que, indemnización se constituye como una sanción para el empleador, más no como una opción para éste de despedir sin justa causa a un trabajador que está en situación de discapacidad, todo ello, son perjuicios de las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo con lo establecido en las normas correspondientes.”
En conclusión el despido de un trabajador que padezca una enfermedad contagiosa o crónica (que no sea de carácter profesional), o cualquier otra enfermedad o lesión que no le permita realizar el trabajo y no haya sido curada en 180 días. En este caso el patrono deberá otorgar la indemnización legal y convencional derivadas de la enfermedad.
En el caso que el empleado no está de acuerdo con el despido; podría apelar al recurso de estabilidad reforzada; a éste tienen derecho todas las personas que sufren de una incapacidad de carácter físico, mental o sensorial.
El ministerio del trabajo debe verificar que las causas alegadas por parte del empleador para la terminación del contrato laboral se cumplen a cabalidad. Esto se hace con la finalidad de proteger al trabajador en estado de discapacidad. El ministerio no puede evadir la responsabilidad refugiandose en una justa causa.
En vista de lo anterior es muy difícil que se pueda realizar la terminación del contrato de forma unilateral, ya que el trabajador se encuentra bajo una protección especial, y para el empleador le será muy difícil demostrar ante el Ministerio del Trabajo que la terminación del contrato es por justa causa. En el caso que no exista forma de reubicar a dicho empleado, la última opción que podría hacer el empleador, es la terminación por mutuo acuerdo; sin embargo, es necesario contar con la calificación de la Pérdida de Capacidad Laboral por parte de la EPS, la ARL o al fondo de pensiones que se encuentre suscrito el empleado.
Tomado de:
http://www.activolegal.com/web/index.php/noticias/actualidad/309-noticia121212n1
https://bibliotecadigital.icesi.edu.co/biblioteca_digital/bitstream/10906/66789/1/justas_causas_despido.pdf
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